Tras recorrer Fez y Meknes, y disfrutar de los paisajes del desierto de Merzouga, Marrakech sería la última parada de nuestro viaje por Marruecos.
Con casi mil años de historia, Marrakech, una de las ciudades imperiales del país junto a Fez, Meknes y Rabat, posee numerosos monumentos en su centro histórico, el cual es patrimonio de la humanidad, así como innumerables rincones por los que perderse y donde poder descubrir el Marruecos más auténtico.
Llegamos en autobús a Marrakech procedentes de Merzouga, en un trayecto de unas 13 horas. Aunque disfrutamos mucho de los paisajes del Atlas, el tramo final se hizo pesado, por lo que una vez llegamos a la ciudad nos dirigimos directamente al riad que teníamos reservado, donde cenamos algo y nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano ya que solo teníamos un día para visitar Marrakech, y queríamos aprovecharlo lo máximo posible. Nos enfocaríamos en visitar la parte antigua de la ciudad.
Qué visitar en Marrakech en un día
El primer lugar al que fuimos fue a la Plaza Djemaa el Fna, una de las más concurridas no solo de Marruecos, sino de toda África! Le teníamos muchas ganas a este lugar, seguramente el más famoso de la ciudad. Era temprano por lo que no había demasiada gente, lo que nos permitió pasear por ella con tranquilidad. Decidimos adentrarnos en el zoco y ya más adelante volver a la plaza y verla en su esplendor.
El zoco de Marrakech es un verdadero laberinto de callejuelas y puestecillos. Creemos que junto a la Plaza Djemaa el Fna, es uno de los lugares imprescindibles a visitar en Marrakech para conocer la auténtica esencia de la cultura marroquí. A pesar del gran número de turistas que hay, en el zoco aún encontramos artesanos tradicionales que se agrupan por gremios: forja, pieles, cesterías, alfombras, pieles, tintorerías, ferreterías…
Entre los muchos lugares singulares del zoco, destacaríamos la Plaza de las Especias, un rincón con mucho encanto y con varias terrazas desde donde poder relajarse tomando algún té y disfrutar de las vistas.
Lo que en principio iban a ser un breve paseo y a lo sumo algunas pequeñas adquisiciones de souvenirs, se convirtieron en unas señoras compras en toda regla. No nos consideramos grandes consumistas cuando vamos de vacaciones, pero entre que vimos cosas interesantes, y que estábamos estrenando casa… salimos del zoco con las manos llenas, lo que nos obligó a volver al riad para dejar todas las compras! Menos mal que estaba cerquita jejeje!
Continuamos con la visita regresando a la plaza, frente a la cual se encuentra la Mezquita Koutoubia, visible desde muchos puntos de la ciudad, gracias sobretodo a su torre o minarete de 66 metros de altura. Al igual que en la mayoría de mezquitas, la entrada está solo reservada a musulmanes.
Después visitamos las Tumbas Saadies, un complejo funerario descubierto en 1917 en el que destaca su mausoleo principal donde está enterrado el Sultán Ahmad al-mansour. Los restos de este sultán no son los únicos ya que en el jardín encontraremos más de 100 tumbas donde hay enterrados sirvientes y guerreros de la dinastía Saadi.
A unos 500 metros de las Tumbas Saadies, se encuentra el Palacio El Badi. Actualmente en ruinas, llegó a contar con 300 habitaciones. Destacan el patio con sus estanques y las vistas desde lo alto de sus terrazas.
Otro palacio que visitamos fue el Palacio Bahia. Es bastante más pequeño que el Badi, aunque en perfecta conservación al ser mucho más reciente. Construido a finales del siglo XIX, es uno de los edificios mas importantes de Marrakech. En sus 8 hectáreas de extensión se ubican 150 habitaciones que dan a diversos patios y jardines. Nos gustaron mucho los detalles de decoración.
A continuación, y tras una parada en la Plaza de Ferblantiers, donde comimos algo, dimos un paseo por el barrio judío, situado a escasos metros, y entramos en una de las dos sinagogas que aún quedan en funcionamiento en la ciudad: La Sinagoga Salat Alzama. Fue construida a finales del siglo XV, cuando había una treintena de ellas y unos 30 mil judíos en la ciudad. Actualmente los judíos son una minoría en Marrakech, siendo aproximadamente 200 los que acuden a diario a alguna de estas dos sinagogas.
Por último, pasaríamos a visitar la Madrassa Youssef, la más grande del país (llegó a albergar más de 1000 estudiantes) y una de las más importantes, era similar a las que vimos días atrás en Fez y Meknes.
Finalizamos el día regresando a la Plaza Djemaa El Fna, que estaba super ambientada, llena de color, música, baile y juegos. Allí cenamos a precio muy asequible en uno de sus decenas puestos de comida, acompañados por multitud de turistas y locales.
El día había sido intenso pero habíamos podido disfrutar de lo mejor de Marrakech . Acabábamos así nuestra ruta de una semana por Marruecos, un país que nos ha encantado por su historia, cultura y gente, y al que ya estamos deseando volver.