Al contrario que otros países asiáticos, para entrar a China se necesita un visado, que te conceden después de numerosos trámites, en los que tienes que proporcionar todos los detalles previstos para tu estancia en el país, incluyendo el número total de días de estancia previstos y confirmaciones de reservas en hoteles e incluso de transportes internos.
Sin embargo, desde hace varios meses, en algunas ciudades es posible obtener un visado temporal en el mismo aeropuerto, para el cual el único requisito es tener una escala en esa ciudad no superior a 72 horas.
Mi vuelo desde Bangkok acababa de aterrizar en Pekin, eran las 6:30h de la mañana, y mi siguiente vuelo con destino Madrid no salía hasta pasada media noche, por lo que me puse en la cola de control de pasaportes, mostré mi billete de vuelo de esa noche, y me pusieron un visado especial de 72 horas con el que pude pasar la aduana y pisar oficialmente suelo Chino! Cambíé unos baths tailandases que llevaba por yuenes chinos, y cogí un tren en el mismo aeropuerto.
Eran poco mas de las 8 de la mañana y ya me encontraba en el centro de Pekin, listo para visitar lo máximo posible.
En primer lugar me dirigí al Templo de las Lamas, uno de los templos budistas más importantes de China. A pesar de lo temprano que era ya había bastante gente por allí, principalmente turistas chinos.
Templo de las Lamas
Después fui a la Plaza Tiananmen, la plaza más grande del mundo. En esa plaza existen diferentes monumentos y museos como el Mausoleo de Mao Zedong o el Museo Nacional de Historia y de la Revolución. Además, la Ciudad Prohibida se encuentra justo al lado.
 
Museo Nacional de Pekín
Ciudad Prohibida desde Plaza de Tiananmen
Puerta de Zhengyangmen
Paseando por la plaza conocí a Tom, un chino que me dijo que estaba pasando unos días de vacaciones en Pekín. Estuvimos charlando un rato y me contó muchas cosas sobre el país, mientras que también me hacía muchas preguntas acerca de España. Juntos entramos a un bar que él me propuso, y nos pedimos una cerveza. La camarera nos sirvió además algo para picar y un té que pidió Tom, y que según él era típico de la cultura China. Después de unos 45 minutos le dije a Tom que iba a seguir con mi visita de la ciudad y pedí la cuenta y él me dijo que la pagaríamos a medias. Mi sorpresa fue que la cuenta que nos trajo la camarera era de 560 yuenes (casi 70 euros). Cada cerveza eran 4 euros, igual que cada uno de los platos con frutos secos que nos pusieron. Pero el verdadero timo estaba en el té, ya que por la tetera no estaban cobrando 380 yuenes (45euros).
En ese momento me di cuenta de que tanta amabilidad de Tom no era casualidad y que ni él era un turista de vacaciones, ni que habíamos acabado en ese bar por casualidad. Me vino a al cabeza el blog de «3 viajes» que leí unos días antes en el que aconsejaban no entrar con ningún chino en ninguna casa de té por este motivo. Tras ver la cuenta dije que no pensaba pagar ese dinero, y tras discutir puse sobre la mesa los 4 euros correspondientes a la cerveza y salí de allí como pude y con un cabreo bastante importante.
 
A lo largo del día hasta 3 personas más me «invitarían» a ir con ellos a bares a tomar algo, utilizando diferentes excusas: desde que querían practicar español, hasta que el monumento que pretendía visitar estaba cerrado en esos momentos. Todas estas situaciones me fueron casando bastante e hicieron que acabara un poco harto de los chinos jeje.
 
Pienso que una de las mejores cosas de viajar es el poder conocer a gente local, interactuar con ellos y compartir experiencias. Pero después de lo sucedido en Pekin y sintiéndolo mucho el único consejo que yo podría dar a alguien que vaya a China y en concreto a Pekin, es que evite cualquier tipo de contacto con todo ciudadano chino.
 
Tras el «percance» continué la visita y caminé hasta el Templo del Cielo, construido en el siglo XV y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde hace 1998. El Templo del Cielo se encuentra en un gran recinto donde además de este templo hay algunos otros templos y pabellones y bastantes zonas verdes, que los chinos utilizan para caminar o hacer deporte.  
Templo del Cielo
Del Templo del Cielo volví al centro, a la plaza de Tianaman, esta vez en tuk tuk. Me llamó mucho la atención algunas de las calles cercanas a la plaza. A pesar de encontrarse en el centro de Pekin, una de las ciudades más pobladas del mundo, no había apenas gente, teniendo la sensación en esos momentos de estar paseando por un pequeño pueblo en lugar de por una gran ciudad.
 
Calle Quianmen
Fue entonces cuando fui al monumento mas importante de Pekin, la Ciudad Prohibida. Casa de los emperadores chinos durante mas de cinco siglos, el complejo está formado por hasta 980 edificios, llenos de detalles y simbología, a los que hasta mediados del siglo XX solo podían acceder los emperadores, la corte y sus súbditos. La ciudad Prohibida podría ser visitada durante horas, sobretodo si se tiene intención de acceder a muchos de los palacios que alberga en su interior, aunque yo por cuestión de tiempo me salté la mayoría de ellos.
 
Entrada a la Ciudad Prohibida
A la salida del complejo se encuentra el Parque Jingshan, con una colina desde donde se tienen las mejores vistas de la ciudad prohibida
 
Ciudad Prohibida desde la Colina de Jingshan
Eran ya casi las 5 de la tarde, aún no había comido, y me dirigí al Mercado de Donghuamen, en las inmediaciones de Wangfujing Street. A pesar del hambre que tenía nada de lo que ofrecían en el mercado se me antojaba: ni los saltamontes, ni los escorpiones, ni los escarabajos fritos…. jejeje, así que fui a un centro comercial cercano y comer un plato un poco más occidental.
 
Mercado de Donghuamen
Por último me dirigí al Mercado de la Seda, un centro comercial de cinco plantas con más de mil puestecillos de imitaciones y ropa falsificada. El regateo con las dependientas chinas fue el más duro que tuve en todos estos meses. Aún así pude comprar un par de cosillas con las que acabé contento, aunque seguro que ellas acabaron más contentas si cabe. Tras estas últimas compras, volví finalmente al aeropuerto.
 
Y ahí estaba, en el mismo avión que tres meses y medio atrás nos trajo a María y a mí a este espectacular continente. Aún no había despegado y ya tenía ganas de volver a pisar suelo asiático. 107 días después me tocaba regresar a España; el 23 de mayo que en su día me parecía tan lejano ya había llegado. En unas horas estaría ya sí de vuelta en casa.
A pesar de su proximidad a Beijing y su riqueza de excelentes vistas, Mutianyu está mucho menos concurrido que Badaling. Como tal, es una de las secciones más populares entre los turistas extranjeros. Rodeado de exuberante vegetación a ambos lados.
En la Gran Muralla China hay muchos sitios que recorrer y fotografiar.
A pesar de su proximidad a Beijing y su riqueza de excelentes vistas, Mutianyu está mucho menos concurrido que Badaling. Como tal, es una de las secciones más populares entre los turistas extranjeros. Rodeado de exuberante vegetación a ambos lados.
En la Gran Muralla China hay muchos sitios que recorrer y fotografiar.
https://ciudadesconencanto.com/lugares-para-visitar-en-la-gran-muralla-china/
guapo ereeeee