De las 17000 islas que hay en Indonesia, Bali es seguramente la más conocida de todas. Así que cuando preparábamos nuestros días por Indonesia, esta isla no podía faltar en nuestro itinerario.
 
Aterrizamos en el aeropuerto de Bali a primera hora y sacamos unos cuántos millones de rupias (poco más de 100euros), para dirigirnos al sur de la isla, concretamente a la ciudad de Kuta. Tras escaparnos de los pesados hombres que te seguían si hacía falta hasta el baño para ofrecerte sus coches privados para llevarte, por fin dimos con un “taksi” que nos llevó a al hotel que habíamos reservado hacía unos días, y que estaba situado en la calle Legian, la zona de marcha por excelencia. Kuta es uno de los principales destinos turísticos de Bali, lleno de tiendas, restaurantes, escuelas de surf y discotecas a dónde acuden miles de personas cada día.
 
Después de hacer el check in en el hotel nos dimos una vuelta por la zona, que aunque puede pecar de muy turística, a nosotros nos gustó; había mucha gente local y muchos de los bares y restaurantes mantenían su esencia tradicional.
 
Había ofrendas en cada esquina
Legian St
Esa misma tarde María aprovechó para darse su primer masaje balinés en uno de los tantos centros que hay por la ciudad (quién se resiste a un masaje de 1 hora por 3euros?!) Desde ese día los masajes se convirtieron en algo rutinario cada tarde… mientras que yo me decidí a dar una clase de surf.
La primera ola de Ale
Surf en el sur de Bali
Al día siguiente cogimos una moto y fuimos hasta el templo de Uluwatu, situado en lo alto de un acantilado con unas vistas únicas al Indico, y con un montón de monos rondando por los alrededores. Los monos aquí son muy traviesos y siempre hacen de las suyas, de hecho nada más llegar nos encontramos a una china persiguiendo a uno de ellos porque le había quitado la cámara de fotos y no se la devolvía jajaja aunque al final pudo recuperarla a cambio de una pieza de fruta; aprenden rápido y hacen lo que sea para conseguir comida! Así que mucho cuidadín!
 
Templo de Uluwatu
Templo de Uluwatu, en el sur de Bali
Monos desmontando la baca de un coche
Para almorzar nos fuimos a la playa de Kendonganan en Jimbarán, con un montón de restaurantes con pequeños acuarios dónde tienen el pescado vivo nadando a sus anchas hasta que tú eliges el que más te gusta, te lo pesan y en cuestión de minutos lo tienes en tu plato.
La langosta de María antes de ser sacrificada
Comiendo en Jimbaran, en el sur de Bali
Al final de la tarde, y tras casi una hora de moto con el caótico tráfico de Kuta, llegamos al templo de Tanah Lot, uno de los templos más impresionantes de la isla, ya que se encuentra construido en unas rocas en medio del mar. Cuando la marea está baja (era el caso cuando lo visitamos) se puede llegar a pie hasta la roca. Ahí fuimos bendecidos con agua de la cascada situada en el templo, por unos monjes hindúes que nos pusieron unos granitos de arroz en la frente y una flor detrás de la oreja. Desde allí pudimos ver un bonito atardecer al son de la música hindú.
 
Pero lo mejor de estos días estaba aún por llegar; Arman es un amigo mío que ha sido mi jefe estos últimos meses en el hotel de Birmingham. Él es de Indonesia y ha vivido varios años en Bali, y cuándo le conté que íbamos a venir tuvo el grandísimo detalle de regalarnos una noche de hotel en uno de los resorts del sur de la isla, Ayana Resort. Y cuando llegamos al hotel empezamos a disfrutar de eso a lo que llaman «lujo asiático»… Nos abrieron las puertas del taxi, nos dieron la bienvenida con collares de flores, zumo muy fresquito y toalla refrescante con aroma a jazmín! Además nos informaron de que nos habían asignado la mejor suite del complejo, y obviamente no pusimos ninguna pega jeje.
Suite en Ayana Resort
Ayana Resort, Bali
Ayana Resort
Tras una hora de reportaje fotográfico en la habitación nos fuimos a investigar un poco fuera. Vimos varios de los restaurantes que tiene, paseamos por los jardines y nos dimos un baño en una de las piscinas. El hotel era maravilloso. En 2011 fue elegido como el mejor hotel resort de Asia, y su bar, situado al borde del mar encima de una roca, está considerado como el mejor bar de hotel del mundo. Desde ahí vimos el atardecer, y después de cenar volvimos para tomar unos cocktails. Ya con la marea alta, las olas rompen en la base de la roca haciendo que el agua supere en varios metros la altura del bar, algo impresionante de ver!
 
Ayana Resort
Ayana Resort, Bali
Ayana Resort
Bar «The Rock»
Atardecer en el sur de Bali
A la mañana siguiente seguimos disfrutando de las instalaciones y piscinas del hotel. No queríamos que pasase el tiempo pues no sabemos si alguna vez volveremos a tener la oportunidad de estar en un sitio como éste… pero todo lo bueno se acaba jejeje.
 
Ayana Resort Bali
Ayana Bali
Piscina infinita Ayana
Ayana Resort, en el sur de Bali
Disfrutando Bali
Bye Bye Ayana
Y con este gran regalo que tanto hemos disfrutado hemos puesto la guinda al pastel de nuestra estancia en Kuta y de nuestros primeros días en la isla de Bali 😉
Gracias Guillermo por tus palabras! Bali nos gustó mucho, es una isla llena de contrastes, y eso precisamente es lo que la hace tan especial 🙂 Un saludo!!
Me encanto el articulo de Bali, aún no he ido e ese destino pero leyendo su articulo puedo darme cuento lo que me estoy perdiendo. Saludos.
Gracias Guillermo por tus palabras! Bali nos gustó mucho, es una isla llena de contrastes, y eso precisamente es lo que la hace tan especial 🙂 Un saludo!!
Que fotazas, increíble el resort!
Preciosas las fotos. El hotel un lujo.Yo no tengo un jefe como tu amigo.Un beso
¡Qué lujazo! He entrado en la página del Hotel y he hecho una visita virtual por él ¡Impresionante!