Nuestro último día en Belice lo aprovechamos para hacer una excursión a las cuevas de Actun Tunichil Muknal (ATM), situada a unos 40 kilómetros de San Ignacio. En un principio pensábamos visitar las ruinas mayas de Caracol, las más importantes del país, pero fueron varios los que nos dijeron que después de haber visitado las Ruinas de Tikal, las de Caracol no sabrían a poco, por lo que decidimos ir a conocer estas cuevas.
 
ATM está considerada como una de las cuevas más impresionantes del mundo maya. Descubierta hace tan solo 25 años, está abierta al público desde 1998 y solo se permite la visita con guías especializados.
 
La excursión la contratamos con MayaWalk, la misma agencia con la que el día anterior habíamos visitado Tikal. Salimos en coche desde San Ignacio junto a otras 8 personas, en un trayecto que duró unos 50 minutos. Una vez el coche nos dejó en una zona habilitada, comenzamos una caminata de 45 a través de campo hasta que llegamos al principio de la cueva, completamente inundada en sus primeros metros, por lo que el primer tramo lo tuvimos que hacer a nado.
 
Todo lo que vino después fue todo una aventura, con desniveles constantes, pasos minúsculos entre rocas en los que teníamos que adoptar posturas imposibles para poder pasar, y nuevos tramos cubiertos por completo de agua en los que nos teníamos incluso que sumergir.
 
Nosotros únicamente llevábamos el casco y la linterna que nos dieron al comienzo de la visita. Las cámaras de fotos estaban totalmente prohibidas ya que hace unos años a un turista se le cayó la suya justo encima de un cráneo y le hizo un agujero. Así que los de la agencia nos mandaron por mail una carpeta de fotos que ellos tienen de las cuevas. Además, algunas otras fotos que salen en la entrada las hemos cogido de google.
 
Gracias a las linternas podíamos ir viendo todas aquellas estalactitas, estalagmitas y demás formaciones calcificadas.
 
Los pasos estrechos se alternaban con enormes espacio abiertos.
 
Más adentro, y ya en un nivel superior donde no había agua, comenzamos a ver muchos trozos de cerámicas que pertenecieron a los mayas, unas piezas que llevaban allí cientos de años. En esa zona seca, el guía nos pidió que nos descalzásemos y que fuésemos solamente con calcetines para así ayudar a la mejor conservación de la zona.
 
Junto a las cerámicas empezamos a ver restos humanos: cráneos, huesos…
 
Trepamos por una escalera hasta que por fin llegó el momento más espectacular, en el que nos encontramos de frente con un esqueleto completo conocido como «la doncella de cristal«, restos de una joven maya, aunque los estudios más recientes hacen creer que realmente se trataba de un chico.
 
Ese sería el punto más profundo al que accederíamos. Después de un ratito frente a «la doncella», hicimos el camino de vuelta, esta vez algo más rápido. Dejamos la cueva atrás y anduvimos hasta llegar a la explanada donde nos esperaba la furgoneta que nos llevaría de nuevo a San Ignacio.Allí pasaríamos nuestra última noche en Belice, noche difícil de olvidar por las chinches que nos encontramos en la cama!!! Hasta ahora habíamos compartido cuarto con cientos de mosquitos, arañas, grillos, cucarachas y hasta ratas, pero nunca chinches! jajaja para todo hay una primera vez!
 
Y con esta anécdota se acababan nuestras vacaciones.. una furgoneta nos llevaría por la mañana a Belice City desde donde emprenderíamos el camino de vuelta a España…