Después de visitar una ciudad como Singapur, que tanto nos gustó, se corre el riesgo de que la siguiente no cumpla del todo con tus expectativas, y eso es lo que nos pasó en un principio con Kuala Lumpur.
Llegamos a la capital de Malasia alrededor de las 8 de la tarde, y ya desde el bus nos parecía fea, desordenada y sucia. Esa fue nuestra primera impresión, impresión que cambiaríamos en los próximos dos días.
Cenamos algo y nos dirigimos al que sería nuestro alojamiento: la casa de Viktor. Viktor es un chico nigeriano que estudia en KL desde hace un par de años. Contactamos con él a través de la página web de couchsurfing, en la que la gente ofrece cama, sofá o lo que tenga de forma gratuita. Ésta ha sido la primera vez que hemos hecho couchsurfing y la experiencia ha sido muy positiva. Viktor nos esperaba en casa con comida recién cocinada; lástima que ya habíamos cenado. Aunque la casa siempre estaba llena de gente dispuesta a cenar jeje entre sus compañeros de piso y demás amigos que andaban por allí, hicieron que nuestra estancia fuera muy divertida!!
A la mañana siguiente nos fuimos al centro dispuestos a hacer turismo y visitar la ciudad. El primer lugar al que fuimos no fue otro que a las Torres Petronas, los edificios gemelos más altos de Malasia. Entre 1998-2003 fueron los rascacielos más altos del mundo (actualmente ya ocupan el séptimo puesto) con 452 metros de altura y 88 pisos. En el piso 40 existe una pasarela que comunica las dos torres y que sirve además como mirador al que se puede acceder.
Torres Petronas
Sin embargo, nosotros nos decidimos por la KL Tower para subir, una torre de comunicación que a pesar de ser unos metros más baja te permiten acceder hasta la útima planta desde dónde se pueden contemplar las famosas Petronas. Además esa última planta de la KL Tower tiene un suelo giratorio que nos hizo mucha gracia.
Vistas de las Petronas desde KL Tower
Vistas de las Petronas
A continuación volvimos a suelo firme y fuimos al barrio de Bukit Bintang en el que comimos y paseamos, antes de irnos para China Town, que cuenta con un montón de restaurantes y puestos con imitaciones, y donde pasamos el resto de la tarde.
 
Entrada a China Town
En nuestro segundo día en Kuala Lumpur, nos fuimos hasta las Batu Caves, unas cuevas situadas a unos 13 kilómetros de la ciudad, y que se han convertido en un santuario de hindú. En la entrada hay una espectacular estatua de Karttikeya, dios de la guerra. Es uno de los monumentos mas visitados de Malasia, tanto por turistas como por todos los monos que viven alrededor y que se acercan para intentar conseguir comida. En esta ocasión vimos a un mono robándole un helado a una niña jaja son muy malos!! Hasta las Batu Caves fuimos con Andi, un alemán al que habíamos conocido un par de días antes en el autobús que nos llevó hasta Malasia.
 
Entrada a Batu Caves
Andi y Ale en las Batu Caves
Batu Caves
Tras las cuevas, y de vuelta en la ciudad, visitamos el barrio colonial en el que alrededor de la plaza Merdeka se concentran un buen número de importantes museos y mezquitas.
 
Museo Textil
I Love Kuala Lumpur
Palacio del Sultan Abdul Samad
Después fuimos a ver de nuevo las Torres Petronas, esta vez de noche y desde el parque KLCC que se encuentra detrás de los rascacielos. En el parque pudimos ver el espectáculo de luces y música sobre el lago (como le gusta a los asiáticos un show de luces en el agua), con las Petronas iluminadas justo detrás, una bonita estampa con la que nos despedíamos de Kuala, ya que esa misma noche cogeríamos un autobús en el que cruzaríamos todo el país para llegar a nuestro próximo y paradisiaco destino.