Mes y medio después volvía a Bangkok donde pasaría mi dos últimos días en Asia. Dos días para terminar de preparar todo, descansar, y asimilar que en 48 horas empezaría mi viaje de vuelta a España.
A pesar de los 5 días que pasé en esta ciudad con María, nos quedaron algunos sitios para visitar, así que el primer día y antes de que el calor apretara, fui al Wat Saket, un templo situado en lo alto de una colina artificial conocida como Monte Dorado. Desde lo alto de esta colina se tienen vistas de toda la ciudad.
De ahí me fui al hotel, el Rambuttri Village, el mismo en el que me había alojado con María un mes y medio antes, en la zona de Khao San Road. En la piscina coincidí con Mathias, un alemán al que conocí la semana anterior en un autobús en Krabi, y que casualmente también se alojaba en ese hotel. Tras contarnos nuestras historias de los últimos días, fuimos juntos al gran centro comercial BMK, donde pudimos hacer algunos compras de ropa y electrónica. Entre otras cosas, me compré un iphone, ahorrándome unos 250 euros respecto al precio que hubiese pagado en España por uno.
A la salida del BMK nos encontramos por casualidad con la celebración de una competición de Muay thai, un arte marcial muy popular, deporte nacional tailandés y estuvimos allí un par de horas viendo varios combates.
Tanto para Mathias, que estuvo viajando por Tailandia durante casi un mes, como para mi, era nuestra última noche en el Sudeste Asiático. Cenamos un Pad Thai en un puestecillo que había al lado del hotel y fuimos a Khao San Road a tomar algo a uno de sus bares. De allí fuimos hasta una discoteca donde pasamos el resto de la noche.
Al día siguiente él se marchó al aeropuerto mientras que yo aproveché para visitar el último de los grandes templos de Bangkok que me quedaba por conocer: el Wat Arun o Templo del Amanecer. El Templo del Amanecer, decorado con porcelana china, es junto al Gran Palacio, y el Templo del Buda reclinado, una de las grandes atracciones de la ciudad. Este templo se encuentra en la otra orilla del río y la forma más rápida de llegar es en barco. Una vez en el templo hay que subir a lo alto de su torre, a través de unas empinadísimas escaleras para poder disfrutar de las vistas del río Chao Phraya y del Gran Palacio.
Después de esta visita me volví al hotel de nuevo a la piscina y a media tarde tenía planeado pasar por Khao San Road y hacer algunas compras de última hora. Pero esa misma tarde, 22 de mayo, tuvo lugar en el país un golpe de estado; las fuerzas armadas se rebelaron contra el gobierno, tomaron el control, y suspendieron la constitución, además de imponer el toque de queda. Mi vuelo salía esa misma noche, así que bajé a la agencia con la que tenía contratada el transporte al aeropuerto para adelantar la hora de salida. Fui a Khao San Road, donde había muchos militares armados, y mientras hacía las últimas compras, muchos de los vendedores nos decían a los turistas que nos fuésemos a los hoteles, mientras recogían sus puestos. Había bastante tensión aunque también habían bastantes turistas que disfrutaban de una cerveza en algunas de las terrazas de la zona, ajenos a lo que estaba sucediendo. Fui al hotel a recoger mi mochila, y volví a la agencia a esperar a la furgoneta que me debía llevar al aeropuerto. Tras algo más de una hora esperando, apareció un tailandés en una moto que me llevó a otra oficina donde había un par de turistas más. Allí nos recogió un taxi y pusimos rumbo al aeropuerto. Tras pasar varios puestos y controles militares finalmente conseguimos llegar. Aún tuve tiempo de comer algo, antes de coger mi vuelo con destino a España… China!
hola… en que hotel te quedaste n bkk?
En Bangkok las dos veces me alojé en el Rambuttri Village Plaza, muy recomendable si buscas un hotel con piscina en la zona de Khao San Road, pero sin llegar a estar justo en la famosa calle (se tarda unos 3 minutos a pie). Un saludo Lorena!