Sabaidee Pi Mai Lao!! Feliz Año Nuevo!! Feliz 2557!!
Éstas fueron las frases más repetidas durante nuestra estancia en Vientiane, la capital de Laos. Durante esos días tenía lugar en todo el país la celebración del año nuevo budista, celebración también conocida como Songkran.
El Songkran se celebra durante tres días a mediados de abril, en la que es la época más calurosa del año, aunque en otros países como Tailandia, las celebraciones pueden prolongarse hasta diez días.
Tradicionalmente el uso del agua empezó como demostración de respeto, echando una pequeña cantidad de agua en las manos de otra persona. Ésta simbólica limpieza todavía forma parte de una emotiva ceremonia cultural en la que se honra al buda y se pide por el año nuevo. Sin embargo, el festival ha evolucionado de lo tradicional y se ha convertido en la pelea de agua más importante del mundo en la que mojar a otros ahora simboliza lavar la mala suerte. Mayores y niños van por las calles equipados con todo tipo de pistolas de agua y cubos, formándose en cada esquina auténticas batallas de agua. También son muchas las camionetas que pasean por la ciudad con gente subida en ellas que van arrojando cubos de agua a su paso. La gente monta barbacoas y beben y bailan en la puerta de sus casas y comercios; con una mano sujetan la cerveza y con la otra una manguera para que a nadie le quede mala suerte 😉
 
Junto al río había montado un gran escenario con música y conciertos durante todo el día, en el que por supuesto no faltaban los chorros de agua. Camiones de bomberos pasaban con las mangueras para mojar a todo el mundo!
 
Los laosianos son muy sociables y después de rociarnos de agua nos invitaban a unirnos a ellos sin ningún problema, ofreciéndonos su comida y bebida. Por la calle veías a todo el mundo sonriendo, dejando los problemas a un lado y celebrando el año nuevo por todo lo alto!
 
Aunque las celebraciones empiezan más temprano: desde primera hora del día los monjes sacan las figuras de los budas a los patios de los templos, bien decorados para la ocasión, dónde después de la ceremonia, son lavados por los fieles. La gente va empapando una a una todas la imágenes mientras les rezan y dejan ofrendas. Tuvimos la oportunidad de asistir a una de éstas ceremonias en uno de los templos. Luego al mediodía no nos quisimos perder la procesión en la que monjes, imágenes de budas, laosianos con sus trajes regionales y hasta la Miss Vientiane desfilaban por las calles del centro de la ciudad hasta llegar al templo principal y hacer sus ofrendas al gran buda.
 
Pero no todo fueron fiestas y celebraciones! Además de disfrutar del año nuevo también nos dio tiempo a hacer un poco de turismo. Durante nuestra estancia en Vientiane, a dónde llegamos procedentes de Vang Vieng, pudimos visitar lo más destacado de la ciudad junto a Thor, el alemán que conocimos días atrás. Visitamos el Templo Vat Sisaket, el más antiguo de Vientiane. Luego andamos por la céntrica Avenida Lane Xang hasta llegar al Arco de la victoria o Patuxay, el cuál fue construido después que el Arco del Triunfo de París y que se asemeja mucho. Y finalizamos nuestra visita con el símbolo de la ciudad de Vientiane, la estupa dorada o Stupa Pah That Luang, uno de los lugares más representativos del budismo. El complejo dónde se levanta esta estupa está rodeado por un gran claustro de 85 metros de largo, que alberga diferentes templos y estatuas de buda, entre ellas un gran buda tumbado.
Entre templos, budas y mucha agua dijimos adiós el año 2556, un año que hasta este viaje nunca pensamos que podríamos despedir. Nos despedimos también de Laos, tras unos divertidos días pasados por agua, y ponemos rumbo a un nuevo país 🙂
Al menos la batalla del agua es mas limpia que la tomatina jejeje. Yo quiero la pistolica y los palillos jaja