Hue y Hoi An son dos ciudades que uno no debe perderse durante un viaje por Vietnam.
Nosotros en primer lugar visitamos Hue, la más grande e importante de las dos y capital del país hasta 1945. Fueron unas 14 horas de viaje en tren cama desde Hanoi, que no se hicieron demasiado pesadas ya que el viaje fue de noche y la mayor parte del tiempo fuimos durmiendo.
 
En Hue nos alojamos en el Hotel Jade, un pequeño hotel recomendación de los argentinos a los que conocimos en la Bahía de Halong. Llegamos, hicimos el check in y nos sirvieron un completo desayuno.
 
Después del desayuno y tras cambiarnos nos fuimos para la zona del centro, concretamente a orillas del río Perfume, donde había multitud de barcas esperando a los turistas. Ese día lo dedicaríamos a visitar tumbas y mausoleos.
Barcas en el Río Perfume
Durante la Vietnam Imperial, Hue fue la capital y hasta 13 emperadores, todos de la dinastía Nguyen, residieron allí. En la actualidad es posible visitar las tumbas de la mayoría de estos emperadores, siete tumbas imperiales que se encuentran esparcidas a lo largo de la ciudad en grandes mausoleos que hoy en día sirven para honrarles. Resulta curioso saber que fueron los propios emperadores los que eligieron el lugar donde hacer sus propios mausoleos, además de estar al frente de la construcción de los mismos.
 
Así, que tras acordar el precio y lugares a visitar con los dueños de una de las barcas empezamos nuestro «crucero» por el Perfume. En primer lugar hicimos parada en el mercado de Dong Ba, mercado local donde la mujer de la barca compraría el que sería nuestro almuerzo: pescado a la plancha, arroz hervido, y rollitos de primavera de pollo y marisco. Navegamos por el río y paramos de nuevo para visitar la Pagoda de Thien Mu. A continuación llegó el turno de los mausoleos; durante el día visitaríamos los de Khai Dinh, Tu Duc y Minh Mang, y sus respectivos lagos, patios, templos, lápidas y tumbas, regresando de nuevo al centro de la ciudad a media tarde, donde dimos una vuelta por la zona de bares y restaurantes, muy cercana a nuestro hotel.
 
Mercado de Dong Ba
Pagoda de Thien Mu
Mausoleo de Khai Dinh
Tumba Imperial del Emperador Tu Duc
Mausoleo del Emperador Tu Duc
Mausoleo Imperial de Minh Mang
Mausoleo Imperial de Minh Mang
Al día siguiente tocaba conocer la ciudadela o ciudad imperial, una gran fortaleza amurallada cuya construcción data del siglo XVII. Pasamos toda la mañana recorriendo sus templos, palacios, portadas, jardines, además de su biblioteca y su teatro real. El conjunto, que está repleto de monumentos, fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1993. Hay bastantes zonas en reconstrucción, ya que tanto Hue como su ciudad imperial sufrieron graves ataques durante la guerra de Vietnam.
Ciudadela Hue
Ciudadela Hue
Ciudad Imperial Hue
Ciudadela Hue
Visitamos la ciudadela bajo un sol que abrasaba, y para volver al hotel cogimos un tuk tuk ya que el calor a esas horas era asfixiante. Allí nos esperaba un bus que nos llevaría a la ciudad de Hoi An donde estaríamos los próximos días. A pesar de que el trayecto entre ambas ciudades no dura más de cuatro horas, el bus que nos recogió era un bus cama así que pasamos todo el viaje acostados.
 
Tuk Tuk Hue
A media tarde llegamos a Hoi An, y tras encontrar un hotel nos fuimos a caminar por el centro, también declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Del centro de Hoi An nos gustó que en la mayoría de las calles no circulen coches; únicamente tuk tuks, motos y muchas bicicletas. También nos encontramos un gran número de sastrerías en sus calles, sobretodo en la calle Le Loi, que te hacen todo tipo de ropas a medida en pocas horas y a precios muy bajos. Paseamos por las calles más céntricas, todas repletas de farolillos y fuimos a cenar a la zona del río, llena de restaurantes y bares.
 
Hoi An iluminada de noche
Al día siguiente por la mañana volvimos al centro para hacer turismo. Compramos un ticket que te permite el acceso a 5 atracciones diferentes a elegir entre los monumentos, museos y templos más importantes de la ciudad. Ese día visitamos la Sala de asambleas Cantonesa y la casa de la familia Tan Ky, que data del siglo XVIII.
 
Sala de Asambleas Cantonesa
Casa de la Familia Tan Ky
Calles de Hoi An
Empezamos a alternar las visitar a los monumentos con otras a las sastrerías, donde en diferentes catálogos nos mostraban multitud de opciones a elegir para que hicieran. Al final nos decidimos a hacernos una chaqueta y un vestido en una de las sastrerías. Elegimos telas y nos tomaron las medidas. Además, nos llamó mucho la atención que en la pared de esta sastrería colgaban varias fotos de la reina Sofía visitando el taller. Se ve que cuando la reina vino a Vietnam hace unos años, pasó por Hoi An y fue a esa sastrería a hacerse algunas ropas; ahora podremos decir que nos viste el mismo sastre que a la mismísima reina de España jajaja.
María eligiendo telas y colores
La Reina en el taller de Hoi An
Al igual que en Hue, durante las horas centrales del día el calor era insoportable. Sin embargo, Hoi An tenía algo de lo que Hue carecía: la playa! Cogimos unas bicis y nos fuimos a la playa, a unos 3 km del centro de la ciudad, una playa repleta de chiringuitos y tumbonas, en la que nos refrescamos y relajamos.
Playa de Hoi An
Playa de Hoi An
A eso de las 5 de la tarde, cuando el calor apretaba menos y la mayoría de los turistas empezábamos a recoger, la playa empezó a llenarse de vietnamitas; a los vietnamitas no les gusta nada el sol, de hecho durante las horas centrales del día van con mangas largas, sombreros e incluso guantes para mantener la piel lo más blanca posible. Así que coincidiendo con el atardecer es cuando todos van a la playa a darse su baño, y muchos de ellos ya de paso aprovechan para montar pic-nics y cenar allí.
 
Nosotros nos fuimos al hotel, nos duchamos y volvimos a la sastrería para ver cómo iba la ropa. Tanto a la chaqueta como al vestido había que cambiarle algunas cosillas así que nos tocaría volver de nuevo al día siguiente. Salimos del taller y nos fuimos en busca de algún restaurante donde poder comer comida vietnamita. Elegimos uno de tantos que hay junto al río, y nos tomamos una sopa llamada wonton, y los dos platos estrellas de Hoi An: un cao lao, que se hace con noodles, cerdo y verdura, y varios white rose, unas masitas con gambas cocidas en su interior; delicioso!!! 😀
 
Cuando salimos del restaurante nos encontramos nada más y nada menos que con un bingo callejero!! En una pequeña plaza estaban repartiendo cartones y sin dudarlo nos apuntamos. En los cartones en lugar de números, teníamos unos logos, que la azafata iba sacando de unas tablas. Además había una presentadora, y una pareja que entre logo y logo cantaban a dueto al estilo de Pimpinela. El juego estuvo divertido pero fue una lástima que no ganásemos nada 😉
 
Bingo callejero en Hoi An
Después del bingo seguimos paseando y paramos a tomar algo en uno de los bares. Por la noche la ciudad se llena de vida, y todas las calles céntricas, repletas de gente, están iluminadas por luces y los típicos farolillos de papel. Además, a lo largo del río flotan un montón de velas colocadas sobre unos soportes de cartón, creando una muy bonita estampa.
Farolillos Hoi An
Hoi An de noche
El día siguiente fue muy parecido al anterior, únicamente un poco más corto ya que a media tarde cogeríamos un vuelo que nos llevaría hacia sur. Nos levantamos bastante temprano, recorrimos con la bici el centro, y visitamos el taller de artesanías, donde en ese momento ofrecían una actuación de bailes regionales, y el gran puente cubierto japonés, un puente de madera y piedra construido por los comerciantes japoneses a finales del siglo XVI. Tras las visitas era hora del chapuzón! Nos fuimos para la playa y allí comimos unos platos de marisco con arroz. Apuramos lo máximo posible y con muy pocas ganas nos pusimos a pedalear vuelta al hotel desde donde un taxi nos llevaría al aeropuerto. Antes por supuesto pasamos por la sastrería y por fin pudimos recoger la ropa de los sastres de la reina Sofía jajaja. Todo estaba muy bien, al final a ambos nos gustaron mucho nuestras nuevas adquisiciones.
La chaqueta de Ale
Danza típica en Hoi An
Puente Japonés
Vietnamita vendiendo fruta
Casa típica Hoi An
Así que con un poco más de peso en nuestras mochilas nos fuimos ya si al aeropuerto; ahora volamos al que será nuestro último destino en Vietnam.